miércoles, 1 de diciembre de 2010

La sublevación de Juan Lavalle del 1° de Diciembre de 1828


El 1° de Diciembre de 1828, comenzó un proceso sobrecargado de tragedia y desencuentros que desembocaría en el fusilamiento del gobernador Manuel Dorrego, doce días después. Dorrego había heredado la penosa tarea de mitigar los aires enfurecidos que había causado el Tratado de Paz de Manuel J. García. Por presión de Gran Bretaña y de Brasil, se vio obligado a firmar otro acuerdo, por medio del cual aceptó la independencia de la Provincia en disputa, como Estado Oriental del Uruguay, el 29 de Septiembre de ese año. Las tropas argentinas acantonadas en Río Grande comenzaron el regreso.

Muchos de los oficiales de este ex Ejército Nacional (por cuanto el Poder Ejecutivo Nacional que había recaído en el Presidente Bernardino Rivadavia, ya se había disuelto), estaban abiertamente en contra de los pactos por los que se llegó a la paz, a la que consideraban una rotunda derrota diplomática lo que se había obtenido en el campo de batalla.

El más encumbrado de ellos, Juan Lavalle, encabezó lo que podemos denominar “el primer golpe militar a una gobierno legítimo”, cuando se colocó al frente de las tropas y se encaminó al Fuerte de Buenos Aires para desalojar a Dorrego en la fecha de mentas.

El gobernador huyó, pero contrariamente a los consejos de Juan Manuel de Rosas, esperó a los sublevados en Navarro y ahí fue vencido, apresado y posteriormente fusilado por Lavalle, cometiéndose uno de los crímenes más importantes de la historia de la Argentina, por las consecuencias terribles que se vivieron luego en la “guerra a muerte”, pues ya no habría cabida para consensos o negociaciones como bien lo avizoró el Libertador Gral. Don José de San Martín.

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